Primero, es importante preguntarse si los problemas recurrentes que percibimos en los diversos partidos políticos son realmente una consecuencia de la frustración ante las sucesivas elecciones con resultados casi idénticos. ¿Es posible que la repetida paridad en los resultados esté causando una creciente apatía y descontento, no sólo entre los votantes, sino también dentro de los propios partidos?
Identificando al ‘enemigo’
Hay quienes argumentarían que la raíz de estos problemas radica en nuestra incapacidad para ‘identificar al enemigo’. Aunque esta puede ser una forma de expresión ligeramente polarizada, en esencia, se refiere a la falta de identificación clara de los problemas subyacentes que atañen a nuestra sociedad y, en consecuencia, a nuestras estructuras políticas.
Según esta perspectiva, seguimos aferrándonos a las narrativas que nos han sido impuestas durante siglos, sin cuestionarlas ni buscar alternativas. Esta adherencia acrítica a los paradigmas establecidos podría ser uno de los factores que contribuyen a la estancación política que observamos hoy en día.
El rol de la religión y la ideología
Algunas de las ideas más arraigadas en nuestra sociedad tienen que ver con la religión y la ideología. A lo largo de la historia, nos han dicho que es natural que los poderosos gobiernen sobre los débiles, que es la voluntad de un ser superior, y hemos aceptado estas ideologías sin cuestionar lo suficiente.
Esta mentalidad de ‘nos lo merecemos’ no sólo perpetúa las desigualdades, sino que también puede dificultar la posibilidad de un cambio real y significativo. La creencia de que algunas personas son por naturaleza más aptas para gobernar tiene profundas implicaciones en nuestra política y nuestra sociedad.
El juego del poder
Finalmente, se ha argumentado que las mismas entidades que controlan el poder a nivel global también están detrás de la perpetuación de estas ideologías. La idea de que los poderosos fomentan activamente la desunión y la discordia para mantener su posición no es en absoluto nueva, y ha sido respaldada por diversas teorías a lo largo de los años.
En resumen, las razones detrás de la crisis política que enfrentamos son multifacéticas y profundas. Cambiar el sistema requiere de un esfuerzo colectivo para cuestionar las normas establecidas y buscar alternativas que promuevan la equidad y la justicia social.